martes, 20 de octubre de 2015

Carne Religiosa.





El concepto se disfraza de religión. A los sentires de la carne nada es verdadero. Sólo el dolor, el goce, la náusea y la furia significan algo relevante, pero por su sensibilidad artística sensorial. Por la euforia y la debilidad. Sin embargo -cual dialéctica esplendor-ocaso- de la inconsciencia brotan los más pesados y fríos dogmas, en catedrales.  La carne erige un imperio devastador. Ensarta al corazón con tres espadas y domina toda respiración. Ataca la inconsciencia y vence. Pero así obra un Dios. ¿Qué diferencia al lenguaje de la religión? Nada. ¿Que hace a la verdad? Nada. ¿Que hace a la filosofía? Nada. Toda concepción es mero misticismo. Somos grandes crédulos. Si dudásemos por un instante de nosotros mismos, nos encontraríamos frente al abismo.



                                                          
No hay Dios
No hay Razón,
Solo esplendor y ocaso,
De la Carne.




Sin embargo, puedo acariciar los conceptos. Puedo congelarme. Puedo vislumbrar en mi frente una gran corona de carne, que termina en metal y  púa.  He sacrificado sangre y lágrimas en mis creencias. He recibido los azotes que me proclaman rey.






Estoy hablando con la nada, y estoy harto de que el abismo me devuelva la mirada, se la devolveré a él, con una corona en la frente.





Marcos Liguori.




No hay comentarios.:

Publicar un comentario