viernes, 4 de diciembre de 2015

Indumentaría Errante



Dios es el único
que puede llamarle
vida al barro.
Pero Dios no existe.



El abismo grita una sola cosa: “No hay nada” ¿Por qué  someto  mi carne a un viejo sermón? Mis errores serán castigados tan sólo con indiferencia.  Con silencio eterno. Aún así,  mi sangre se congela frente a la catedral ¿Por qué tengo que aceptar conceptos ajenos, convenciones?  Lo que me prometen se irá con la muerte ¿ Por qué los acepto? Nada quedará  en el cadáver ¿Por qué vivir así?

Mi traje viste catedrales. Sin embargo, me desnudo.  El abismo asusta,  pero la furia necesita el horror. El coraje para crear mi propia vestimenta requiere la ilusión de que la nada es lo único que me acompaña. Pero ¿por qué ilusión? Si voy a morir, y nada seré ¿Por qué aprecio intelectuales y pienso moderadamente? ¿Por qué temo ser ambicioso? ¿Por qué es de mal gusto el melodrama, si morir es algo colosal?





Soy  sastre de mis propios conceptos. Así como de mis gritos y mis temblores.  Mi sudor y mi sangre son los únicos dioses y el verbo les pertenece. La carne decidió ser concepto. Mi concepto. Mi vientre. Mi pecho. Mi corona.





Vivo los conceptos como los elijo vivir. Porque vivo solo. Porque voy a morir solo. Y lo único que me sobrevivirá será mi cadáver.

La flor oscurece en el abismo
Sin embargo,  su cadáver nunca se pierde
Algo persevera en la muerte
¿Es acaso Dios?
¿Es acaso la carne,
Que se deformó
Hasta ser corona?




 Marcos Liguori.








2 comentarios:

  1. Preciosas las imágenes. Perturbadoras y bellas.

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    1. Esa combinación es justamente lo que buscamos resaltar en este espacio. Muy acertado tu comentario. Gracias.

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