domingo, 1 de febrero de 2015

La angustia por la propia mediocridad




*Previa al descubrimiento de Venus. 


(Imagínese al hombre desnudo de toda cultura (o a quién tiene la ilusión de estarlo), llámesele “el  niño”, frente a la inmensidad del universo. )




La nada devora al ser. 

Aparentemente, eternidades existieron previas a nosotros, y eternidades existirán después de nuestra muerte. La vida es una sombra, un pensamiento que vaga entre esos dos grandes vacíos. Sin embargo, como si estuviera maldita, o como si hubiera sido diseñada por un cruel demonio, la razón es capaz de captar perfectamente esta situación.  El hombre no significa nada, el individuo se extinguirá en el vacío y nada de lo que es tiene un sentido definido. Esta situación, si bien es completamente reprimida, genera un deseo de trascendencia. La afirmación del individuo por sobre todo el cosmos y la totalidad de las cosas. La expansión del Ego. Los resultados han sido realmente sorprendentes. El ego humano durante mucho tiempo trascendió en una construcción realmente intensa y hermosa, la figura de Dios. 


 (La religión es belleza y horror)

Sin embargo, eso hoy ya no es posible. De manera que a la comunidad desgraciada que no puede ni quiere entregar su intelecto a la  cautivadora fe, el deseo nuevamente la apremia.  ¿De qué manera se puede trascender en el universo sin Dios? No la hay. El espejo refleja una nueva verdad, pesimista: la propia mediocridad.  El individuo es un ser profundamente mediocre e impotente ante el mundo y la totalidad que su cosmovisión reproduce. De manera que lastimeramente se olvida de que el fin se lo llevará todo y vive como si hubieran millones de mañanas.
Sin embargo, piénsese:  ¿Puedo hacer algo trascendente con mi vida? No.  No hay medio,  porque nadie diseñó uno. No hay fin, porque nadie previó uno. Una larga sensación de vacío recorre mi cuerpo y mi pecho. Cuando no desesperación. Trabajar, vivir y morir. En ese orden.  En un futuro, grandes eternidades negras. Me mantengo impotente. Trato de hallar breves goces.  No se prolongan.  Menuda farsa, bufonería. Los llantos y los gritos son al vacío. Todo arte es, a la mirada del ángel exterminador, insignificante.  El alma desesperada corre, quiere salvarse, quiere sobrevivir. Sin embargo, no hay a donde avanzar, y peor aún, a donde detenerse. *  
(El ego es un grito de ahogado a Dios. Sin embargo, ya no hay Dios.) 

(La angustia de la existencia asfixia al ser)



*Esta emoción se revierte y se aniquila a sí misma en la experiencia estética, de la cual hablaré más adelante.



Marcos Liguori


(Si se quiere indagar esta temática, la absurda lógica del universo y la mediocridad del individuo, es tocada con profundidad en "El forastero misterioso" de  Mark Twain.  Aquí una cita y un video, fragmento de una película infantil dónde se adapta este relato.) 



  "Esto que te he revelado es cierto. No hay Dios, ni universo, ni raza humana, ni vida terrestre, ni cielo, ni infierno, Todo es un sueño(...)un sueño grotesco y disparatado. Nada existe salvo tú. Y tu no eres más que un pensamiento. Un pensamiento errante, un pensamiento inutil, un pensamiento desamparado, vagando solitario entre las eternidades." 

5 comentarios:

  1. hay que tener fe, un dia despertaremos, mmm bueno no sé pero esa esperanza me mantiene vivo, un gusto leerte ;)

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  2. Cuando se siente frío en el alma ésta se agarra a un clavo ardiente !

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  3. Cuando se siente frío en el alma ésta se agarra a un clavo ardiente !

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    1. El ardor es una afirmación mucho más poderosa que la racionalidad. Gracias por tu comentario.

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