sábado, 3 de enero de 2015

La Poesía: el movimiento del mar




El verso es anti-creación
El poeta es el anti-cristo
No hay mas designio en sus letras, que la consumación del mundo.



En una sociedad en la que el imperativo del progreso (ciego) es evidente, los espacios de quietud y de destrucción (espacios de caos) son de gran valor. Sin temor a errar, me atrevo a afirmar que la poesía es el elemento esencial para la experiencia vital humana en toda su completitud. Al ser un arma de doble filo, se dirige directo a la razón y la emoción, causando efectos en la conciencia y la inconsciencia, dos aspectos que forman la naturaleza humana. Sin embargo, el carácter más rescatable del poema es que inmoviliza y consume. No crea. El poeta no es un creador, es un consumador.

Si se quiere encontrar un ejemplo, claramente se puede ver el caso de la religión cristiana. En virtud ideológica, el cristianismo es una doctrina con un claro anhelo: la corrupción del mundo presente, y la ensoñación  mística que se logra a medida del dolor y el sufrimiento. De ahí que poéticamente, el cristianismo es la religión más fuerte, y ha influenciado a las obras más bellas que nuestra historia se ha enorgullecido de remembrar.




El secreto se encuentra en este carácter consumador. El poeta no desea crear porvenir, sino capturar del pasado y del presente  las imágenes y emociones que lo lleven a un retroceso o a un estado de absoluta quietud en donde la voluntad es anulada.  El deseo de paisajes soñados, la evocación de la figura femenina,  la oda a la religión, el canto la muerte, la declaración del amor,  la tristeza melancólica,  son todos movimientos regresivos e imágenes que ya están presentes y asentados. El poeta figura a la musa y la arrastra para sí, la poesía se compara a la acción del mar. De ahí la importancia que tiene un carácter poético para que la reflexión actué en todo ámbito cotidiano. La poesía consuma e inmoviliza. Consuela y mata cualquier deseo, incluso a veces acaba con la misma vida. Esta fuerza retrógrada, destructora, tiene la particularidad de ser estetizadora. Aplicada a todo ámbito social, la banalidad o el deseo superfluo se verá completamente anulado, dando lugar a que el hombre busque repetir la experiencia consumadora poética con todo tipo de elementos que estén a su alcance. Así, eliminará aquello que no le sirva para consumar ese mundo, y aquello que no le sirve es lo completamente banal. Este carácter poético es el acto de reflexión inconsciente. Mucho más bello que el obrar filosófico, debido a que tiene un profundo impacto en la emocionalidad humana. Es decir, la poesía es la filosofía de la inconsciencia y la emoción.  Por ello, es fundamental en todo carácter sea intelectual o no. Inmovilizará, y seleccionará lo esencialmente perturbador o importante de cada subjetividad humana. El hombre podrá encontrarse a sí mismo. Una vez que la tarea haya obrado individualmente, se esparcirá hasta dar en la comunidad y en la sociedad.Todo movimiento, todo obrar, responderá a un sentido poético, y cada conjunto humano dejará de avanzar hacia los restos de un Dios que impera muerto, y se acercará retrógradamente a sus cualidades esenciales. Será el dominio del arte, y el verdadero ocaso de la razón.*




 *(Se me refutará que el arte, en su última escena, se aleja de la expresión estética  y responde a cuestionamientos racionales o propiamente discursivos. Sin embargo, los cuestionamientos también conforman un acto retrógrado, y nunca he visto arte inquieto por verdad y conocimiento, sino que su carácter soberbio consiste en simular que todo lo sabe y no mostrar puntos débiles. Siempre tiene algo que decir del mundo de acuerdo a lo que ya existe. Es orgulloso, y no busca verdad, la expone. En todo caso, el porvenir utópico sería la contaminación artística y poética de todo ámbito racional.)


Marcos Liguori


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